Hablar de Centroamérica es hablar de pobreza e inmigración de jóvenes, de narcotráfico y de violencia urbana, de comunidades indígenas marginadas y de mujeres discriminadas. Hablamos de una realidad de una dureza extrema. Pero la vida, como en todas partes, se empeña siempre en abrirse camino frente a todas las dificultades.
Una vida marcada por el esfuerzo diario y el trabajo poco productivo. Más allá de nuestros arquetipos que relacionan pobreza y desempleo, las personas de estos países no se pueden permitir el lujo de quedarse desempleadas. Trabajan durante largas jornadas en lo que pueden y con los recursos que disponen, a cambio de un sueldo o unos ingresos que a duras penas dan para sobrevivir.
Y para poder vivir, estas personas se aferran a la esperanza, porque el desánimo y el pesimismo conducen a una muerte segura. Es por esto, que cuando tienen la posibilidad de participar en un proyecto, lo hacen pensando en las oportunidades que éste les representa valerse por sí mismos.
Esta es la historia de algunas de estas personas, de sus vidas y de sus esfuerzos, pero sobretodo de sus esperanzas por un futuro mejor. Tal vez no para ellas mismas, pero sí para que sus hijos e hijas dispongan de mejores oportunidades y de unas condiciones de vida mas dignas.
Con esta idea y voluntad de cooperación, Treball Solidari lleva diez años apoyando el esfuerzo de estas personas, porque pensamos que la pobreza no puede ser considerada como una condición humana y sí como una situación que se puede y se tiene que erradicar.
Toni Sierra
Director de Treball Solidari